Lapis Specularis, el Patrimonio de la Humanidad en Italia que en Cuenca aún no es ni Bien de Interés Cultural

Las minas de lapis specularis de la Alcarria conquense supusieron un motor económico para el Imperio Romano, permitiendo que hubiese ventanas en bibliotecas, palacios y casas

Según la obra de Plinio el Viejo, historiador y naturalista del Siglo I d. C., las mejores minas de lapis specularis eran las de Hispania, concretamente, las que se encontraban a 100.000 pasos de la ciudad de Segóbriga. Es decir, el coto minero al que se refería tiene unos 165 kilómetros actuales de diámetro, entre La Frontera hasta Belmonte y Villaescusa. En esta zona hay 24 complejos mineros (que no 24 minas, porque cada complejo puede haber dos o tres y en otros más de cien minas).

Actualmente, en la provincia de Cuenca, se pueden visitar tres complejos mineros: en Osa de la Vega con La Condenada; La Mora encantada en Torrejoncillo del Rey; y el de Saceda del Río en Huete. Aunque por la zona haya más minas, esas son las que están habilitadas porque mejor se adaptaban al acceso, la propiedad del terreno y contaban con mejores características de viabilidad, pero eso no quiere decir que sean todas ni las más vistosas.

La Asociación lapis specularis se encarga de su estudio, excavación, prospección, identificación y topografía. Aunque, según su director, Juan Carlos Guisado, «más que una Asociación somos un proyecto de investigación formado por arqueólogos, geólogos e ingenieros de minas en el que se lleva trabajando 25 años».

El jueves 19 de octubre, Juan Carlos Guisado y Mª José Bernárdez, codirectores de la Asociación, realizaron una conferencia en el Museo de Cuenca titulada «Lapis specularis. Riqueza y minería de un Imperio», dentro del ciclo «Los museos como recurso didáctico. Investigaciones recientes en el Museo de Cuenca».

En la conferencia se puso en valor el trabajo que se sigue desarrollando por parte del equipo de investigación, como por ejemplo el rodaje de unos documentales para Discovery Channel, al igual que ya se hizo hace un par de meses para el programa ‘Ingeniería Romana’ de televisión española, cuyo presentador subió a su canal de Youtube un especial que, en dos meses, ya ha acumulado más de 120.000 visitas, con el consiguiente flujo de turistas que ha traído a las minas.

Vídeo sobre las minas de lapis specularis subido por Isaac Moreno, presentador del programa ‘Ingeniería Romana’ de televisión española.

«Es un patrimonio que tenemos de primera línea, las minas romanas que hay en Cuenca suponen para la historia de la provincia su top histórico de importancia y economía. De aquí salía cristal para acristalar todo el Imperio», se enorgullece Guisado. «En todos los sitios a los que vamos a hacer conferencias la gente se queda con la boca abierta y aplaude a raudales», comenta.

El lapis specularis es un yeso que servía, entre otras cosas, como ventana. Eso permitió que hubiera ventanas, palacios y casas. En palabras de Guisado, «cambió el concepto de las domus al hacerlas saludables por tener luz natural, las hizo habitables» y, aunque puede haber en toda la zona occidental de la provincia, «el yeso bueno se encuentra en La Alcarria».

Desde hace diez años trabajan en un proyecto internacional junto a profesionales italianos. Aunque la cantidad, calidad y belleza de las minas italianas es menor (reconocido por sus propios representantes), el mes pasado se declararon Patrimonio de la Humanidad. «Están en un marco natural muy bueno, pero en el interior no hay comparación», explica Guisado. «Allí están institucionalizadas como un parque de yesos, con un director y equipos coordinados y tienen apoyo institucional real, no dependiendo de proyectos temporales».

«Ellos se han sabido mover y han tenido el apoyo institucional de su país, en cambio aquí se propuso en su día y ni siquiera están declaradas como Bien de Interés Cultural», continúa el director de la Asociación. También recuerda que cualquier otro yacimiento arqueológico tiene la misma denominación y el mismo grado de protección que estas minas.

Recientemente, y a través de grupos de acción local como CEDER Alcarria y ADI Záncara, se ha presentado a la administración un proyecto financiado con fondos europeos para conseguir la declaración de Bien de Interés Cultural.

«Tenemos cierto desfase con un patrimonio que es solvente y que atrae cientos de turistas todos los fines de semana, han demostrado que son rentables», comenta Guisado. La de Osa de la Vega tiene lista de espera de dos meses, y el yacimiento más visitado de la Alcarria, más que Ercávica, son las minas de Saceda del Río y Huete, «aunque estén funcionando a medio gas, porque no están gestionadas como deberían».

Por ejemplo, en Torralba hay otra mina que está sin abrir aunque las obras de infraestructura y acceso horizontal ya estén finalizadas, porque el Ayuntamiento «no está en condiciones de gestionarla por la situación de despoblación en la que está el pueblo».

Por eso, además de la importancia pasada en el Imperio Romano, la Asociación defiende el potencial que tienen las minas de lapis specularis en el presente. «Tendríamos que hacer que estas minas, igual que en su época fueron un motor económico para la zona, ahora tendrían que ser un motor turístico para la provincia. ¿A qué estamos esperando para volver a vivir de un patrimonio arqueológico que es número uno?», se pregunta Juan Carlos Guisado.